Otro día en Múnich, otra aventura. En esta ocasión el plan consistía en sumergirnos en plena naturaleza. Fuimos al parque Englischer Garten (el famoso y enorme pulmón verde de Múnich) por la mañana y por la tarde al castillo Schloss Höhenried de Bernried, un pueblo al oeste del lago Starnberger See.

El Englischer Garten (Jardín inglés) es uno de los lugares favoritos de los muniqueses y uno de los parques urbanos más grandes del mundo. Unas 373 hectáreas cubren este parque, que se extiende a lo largo de 5 kilómetros junto al río Isar.

El parque fue diseñado en 1789 por Benjamin Thompson y ampliado posteriormente por los paisajistas alemanes Reinhard von Werneck y Friedrich Ludwig von Sckell.

Este espacio verde le debe su nombre a los jardines ingleses que von Sckell tomó como ejemplo durante el proceso de diseño.

En la distancia emerge Monopteros, un edificio de estilo griego, finalizado en 1836 por Carl August Sckell y desde donde hay una bonita vista del parque y parte de la ciudad.

Los muniqueses vienen al parque a practicar diversos deportes, pasear, comer, beber cerveza… Cuando viví en Múnich, solía venir mucho a hacer deporte.

El lago Kleinhesseloher See es enorme. La gente rema y anda en pedaló en él en verano.

Unos disfrutan del lago haciendo un picnic a la alemana con sus amistades y otros practicando nudismo alemán, algo muy popular en el país. Cuesta creer que los racionales y serios germanos aprovechen el calor veraniego para pasearse como Dios los trajo al mundo por el parque, sin importarles exponer algo tan privado a cualquiera. Son una caja de sorpresas que desconciertan hasta al más “progre”…

Los animales también le sacan partido al parque y su lago. Hay una gran variedad de aves.

El parque destila un marcado sabor oriental, patente en la casa del té japonesa y la torre china.

Llegó la hora de almorzar y fuimos al restaurante del hotel Marina en el pueblo Bernried, desde donde hay unas bonitas vistas del lago Starnberger See, que queda a poco más de 25 km al sudoeste de Múnich. Me hizo ilusión volver a este lugar.

El lago mide 21 km de norte a sur y entre 3 y 5 km de oeste a este y tiene una superficie total de 56 km². Es el quinto lago más grande de Alemania y en el que murió ahogado el rey Luis II de Baviera. Si queréis ir al lago en tren podéis coger el S-Bahn en la ciudad y bajaros en los pueblos Tutzing o Feldafing.

Nos dirigimos al castillo Schloss Höhenried, donde había un mercado de artesanía de productos alemanes muy chick que se celebra todos los años por las mismas fechas -21 y 22 de septiembre.

Wilhelmina Busch, heredera de la cervecería Anheuser -Busch, mandó construir este castillo, cuya obra finalizó en 1937. En 1939, poco antes de la guerra, el castillo se completó con 60 habitaciones. A día de hoy en el castillo se imparten seminarios y conferencias, y acoge eventos como este al que acudimos.

El mercadillo estaba ubicado en los jardines del impresionante castillo; las tienditas y los puestitos bordeaban el edificio.

Me sorprendió la gran variedad de productos tan originales que vendían: ropa de invierno esculturas, cuadros, instrumentos musicales, joyas, vajilla, marionetas, esculturas, etc. Todos estos productos no podían estar expuestos en un mejor escenario.

Hubo un puesto en el que nos echamos unas buenas risas. El ingenioso y gamberro artista había fabricado un peine para calvos y un pincel erótico con una simple pluma.

En un intento de ¨llevarnos¨ con nosotros un pedacito del castillo, acabamos comprando algunos de los artículos allí expuestos.

Fue un día muy completo y especial. Después de tanto trotar cogimos la casa con muuuucho gusto.

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies.

ACEPTAR
Aviso de cookies