Aprovechando las vacaciones de verano, que se vacía Madrid y que hacía tiempo que no visitaba a mi abuela, he pasado unos días por la capital. De estas vacaciones redactaré un artículo a posteriori pero por el momento, quería escribir sobre la visita a mi abuela al Centro de Día Manava.

Mi abuela ya tiene 87 años y lamentablemente, como a muchas personas mayores, el Alzheimer está haciendo mella en su persona. Hasta hace unos meses mis padres y mis tíos se turnaban en cada casa y durante el día, mientras trabajaban mis padres, podían dejarla sola. Pero hace unos meses pegó un pequeño bajón y nos dimos cuenta que no podíamos dejarla sola en casa. Buscando la mejor alternativa para mi abuela, optamos por un Centro de Día en el que pudiera estar y además tuviera un programa de terapias para personas con Alzehimer.

Después de otear internet nos decantamos por Manava. Este Centro de día está especializado en personas con Alzheimer y otros tipos de demencias en sus distintas fases. Además de apostar por la innovación en técnicas de Neurorehabilitación en daños cerebrales.

En esta semana de vacaciones, pensé en encargarme yo durante el día de mi abuela, pero después de visitarla al Centro de Día, me di cuenta que allí estaba mejor y que pasaría yo con ella toda la tarde. Y es que había hecho amistades con otras dos ancianas muy majas y el personal del centro estaba encantado con ella.

Mis padres, han notado que mi abuela ha mejorado y parece que el Alzheimer avanza más lentamente. La calidad de vida de mis padres y de mi abuela ha mejorado y estamos todos más tranquilos sabiendo que se encuentra en buenas manos.

Ahora mi abuela está con la mente siempre activa y físicamente mejor que hace años. Los servicios de fisioterapia, peluquería y podología han ayudado a su mejora física y las terapias ocupacionales y con animales la ayudan a llevar el día a día con más ánimo.

Sabéis que no suelo hablar de estos temas y suelo centrar más mi blog en mis viajes y vivencias gastronómicas. Pero merece la pena y me siento en la obligación en agradecer el servicio que nos está ofreciendo Manava, no solamente con mi abuela, sino también con mis padres y mis tíos, asesorándoles desde el primer momento y formándonos para ayudar a mi abuela también en nuestra casa.

Además de visitarla en el centro de día, por las tardes tuve el placer de pasear con mi abuela por los parques cercanos a la casa de mis padres. Mi abuela estaba encantada de tenerme cerca y me contó un montón de historias de su infancia… muchas veces me confundía con mi padre. No quise corregirla, quería saber más de ella, de su infancia, de los tiempos de guerra y de las anécdotas de cuando mi padre era un pipiolo.

Ya estoy pensando en buscar un fin de semana para escaquearme y volver a mis padres, a mi abuela y esa ciudad que tanto me gusta… Madrid.

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